Una habitación compartida con Claudia Amuedo
Ariana Lara
Claudia Amuedo es una fotógrafa autodidacta que vive en un pueblo pequeño cerca de Sevilla. Se ha graduado recientemente en Estudios de Asia Oriental en la Universidad de Sevilla y ha tenido una cámara entre las manos desde la adolescencia.
'Autumn tea room'. Autorretrato de Claudia en el hogar en el que vivía hasta los seis años.
Claudia, ¿cómo surgió tu amor por la fotografía?
Mi madre me compró una cámara cuando cumplí los diecisiete. No era una gran cámara pero tras el primer contacto con ella, no dejé de fotografiar. Al principio me fotografiaba a mi misma pero también todo lo que encontraba a mi alrededor sin ningún orden: los árboles, los animales, cualquier cosa. Pero si que me centré mucho en los autorretratos en blanco y negro.
Recuerdo que me gustaba muchísimo una ilustradora que se llama Virgina Mori. Es una artista que ilustra sobre todo niñas colegialas en ambientes surrealistas. Y recuerdo que me encantaba la estética de esas niñas uniformadas y con el flequillo recto. Me basaba mucho en su obra, especialmente en la estética de esas niñas y con ello hice una serie de unas doce fotografías.
Y después dejé un poco los autorretratos y empecé a fotografiar a modelos de mi entorno como mi hermana, mi cuñada o mis primas. A día de hoy sigo haciéndolo.
No sabía que trabajabas junto con mujeres de tu entorno familiar. ¿A qué se debe?
No tengo nada en contra con trabajar con modelos fuera de mi círculo pero si que es cierto que me siento más segura y confiada trabajando con las mujeres de mi familia. También trabajo más cómoda porque siento que puedo pedirles de hacer cualquier cosa.
Sobre todo trabajo con mi hermana. Es la modelo de flequillo corto y ojos claros que suele salir en muchas de mis fotografías. Y muchas veces me pregunta por qué le pido hacer las fotografías más complejas pero siento que puedo pedírselo por ser hermanas.
Me has comentado que la primera cámara que tuviste fue un regalo de cumpleaños. ¿Es algo que pediste o llegó a ti por accidente?
A mi la fotografía ya me gustaba. No recuerdo muy bien si ya había probado una cámara que teníamos por casa pero si que recuerdo que había fotografiado anteriormente simplemente por fotografiar, sin más. Entonces si que fui yo la que le pidió una cámara a mi madre.
Vamos a hablar un poco más concretamente de tu obra. ¿Qué sueles abordar en ella?
Me atraen sobre todo las épocas pasadas: el siglo XVII, la época victoriana e incluso el inicio del siglo XX. Al menos siempre intento que mi estética gire en torno a esas épocas, que mis fotografías tengan una estética antigua.
Me gusta muchísimo también plasmarlo en entornos naturales, especialmente porque trabajo sobre todo con mujeres. Aunque también trabajo algunos espacios de interior. Sin embargo, este año he realizado muchas fotografías en el exterior. El mar, la montaña, el bosque.
Por otro lado, también disfruto mucho del cine y por eso trabajo también que mis fotografías parezcan cinematográficas. Trabajo la composición, las luces, los colores azulados y verdosos.
Me encantan las fotografías que te sobrecogen y por eso también intento que mis fotografías también tengan un ambiente más oscuro.
Tus fotografías se acercan a esa parte onírica, casi mística dentro del ser humano. De hecho, sueles trabajar con personajes solitarios aunque también tienes algunas fotografías en el que personaje se desdobla. ¿A qué crees que se debe? ¿Trabajas estos personajes con anterioridad o surgen al tomar la cámara?
Depende de la idea inicial que tenga para la fotografía. Yo no creo que los reflejos en mis obras tengan tanto significado como por ejemplo los tienen en la obra de Dara Scully. Aunque si que es cierto que la idea del espejo me lleva a pensar en el reflejo de una parte oculta, más bien malévola, de una persona. En mi caso no tienen tanto peso, son solo fotografías que surgen.
Si es cierto que suelo poner la modelo de manera solitaria. La verdad es que me gustaría poder hacer también fotografías más grupales pero dependo de la disponibilidad de las mujeres que tengo alrededor. Además, me identifico mucho con esa figura solitaria.
¿Y cuál dirías que es la intencionalidad detrás de tus obras? En todas ellas logras crear un ambiente propio para cada fotografía.
Sobre todo quiero poder transportar a la persona que las observa a esas épocas que estoy intentando representar. A ese lugar, a ese momento.
Cuido mucho los detalles y del vestuario. Especialmente del vestuario. Este año he intentado esmerarme más en cuidarlo y hacerlo más detallado.
¿Y de dónde nace tu interés por estas épocas pasadas?
Me encanta la estética de las casas, la ropa e incluso las costumbres de esas épocas. Por ejemplo, me gusta mucho la pintura barroca holandesa.
En 'The house among the roses' indagó sobre la indumentaria que solían llevar las mujeres campesinas del siglo XVII.
Me viene ahora a la cabeza el cuadro de La lechera de Vermeer. Esta estética de mujeres ataviadas con cofias blancas, esos delantales, las faldas anchas... es algo que me ha atraído siempre. Es como una especie de nostalgia por ese pasado más tranquilo. Siempre ha tenido algo que me ha llamado la atención.
Y por eso recurro mucho a esas épocas como la victoriana también. Por su afán por el ocultismo, las sesiones de espiritismo y esa obsesión por el más allá. Son cosas que me llaman mucho la atención e intento plasmarlas en mi trabajo.
¿Cómo dirías que es tu proceso creativo?
Siempre llevo una libretita conmigo, a veces varias. Apunto todas las ideas que me vienen a la cabeza y dibujo garabatos muy simples. Además, tengo muchos referentes, no tan sólo fotográficos si no también de la pintura y del cine sobre todo.
Suele ser un proceso muy lento porque me tomo mucho tiempo para preparar todo lo que va a aparecer en la fotografía. Me gusta tenerlo todo muy bien preparado.
Sin embargo, mis sesiones de fotografías no duran más de hora y media porque intento que mis modelos no acaben muy cansadas.
Y a la hora de escoger localizaciones, ¿cómo lo haces? ¿Son espacios que ya conoces?
Vivo en un lugar que está muy bien conectado con otras zonas de Andalucía como la sierra de Cádiz u otros lugares de la costa. Granada también la frecuento mucho. Mis últimas fotografías se hicieron en la parte de la Vega.
Aunque frecuentemente también hago una búsqueda en línea de lugares que puedan ser interesantes cerca de mí.
Has mencionado varias veces tu amor por el cine. De hecho, en tu cuenta de instagram tienes varias historias destacadas con series y películas. Cuéntame sobre ello.
En Instagram pongo todas las piezas cinematográficas que me parecen interesantes. Incluso a veces me han hablado por privado para que guarde los títulos que voy añadiendo para poder verlos más tarde. Por ese también decidí destacarlos en mi cuenta.
Veo todo tipo de cine pero sobre todo películas independientes. Me gusta ese tipo de cine más intimista, de ese estilo menos comercial. Comparto sobre todo las películas que son más afines a mis gustos y que en parte se convierten en referentes para mí.
¿Qué películas te ayudan a enriquecer tu mundo interior?
Me gustan mucho las películas que está sacando Robert Eggers, como La Bruja o El Faro. Me gusta su fotografía y los planos. Es un tipo de terror muy sutil y psicológico. Es el tipo de cine que más me atrae. Y cómo no nombrar también el cine de época.
Y también el cine como el de Wes Anderson y ese trabajo con la simetría y los colores, esos planos tan limpios. Quizás es algo que no reflejo tanto en mis fotografías pero me atrae mucho.
También me gusta mucho un director vasco, Paul Urkijo Alijo. Sacó una película que se titula Errementari hace pocos años. Fui al Festival Insomnia de Cádiz y lo conocí allí por pura casualidad gracias a alguien que trabajaba en el festival. Es una película que recomiendo mucho, me la compré al día siguiente.
Después también hay una película que se llama La portuguesa de Rita Acevedo cuyos planos parecen auténticas pinturas.
Son todo obras que me inspiran mucho y se acercan mucho a lo que seria el cine gótico.
Al principio has comentado que sueles trabajar paletas de tonalidades frías. ¿Esto se debe a tu gusto personal o tiene una intencionalidad más allá?
A parte de gusto personal, ya que el azul es mi color preferido y me siento identificada con él, creo que le da un toque de nostalgia a la fotografía.
Lo
empleo para transportar a ese tiempo pasado que quiero representar y
para crear también
una estética
más
cinematográfica.
Creo que es el mejor color para representar la nostalgia de otras
épocas
y me ayuda también
a fortalecer la soledad de la mujer que aparece en mis fotografías.
A parte de tratar estas tonalidades, ¿realizas mucho trabajo de edición?
Mis fotografías no suelen tener mucha edición. Suelo corregir el color porque me gusta utilizar colores poco saturados y también corrijo la luz cuando es necesario. Y luego le añado la capa azul de la que hemos hablado antes. Utilizo el programa de Photoshop pero como ves son cambios muy simples.
Si que es cierto que cuando empecé con la fotografía jugaba más: añadía pájaros falsos o niebla, pero me di cuenta que sobrecargaba la imagen. Ahora hago todo lo contrario.
Me has comentado antes que sueles llevar a cabo una sesión fotográfica durante máximo hora y media. Sin embargo, ¿cuánto calculas que es tu tiempo de preparación real?
Suele ser un tiempo largo. Sobre todo por el tema de vestuario. A veces me es difícil encontrar las piezas que necesito y las tengo que pedir por internet o bien comprar alguna pieza en una tienda comercial y luego trabajarla.
De hecho mi madre me ayuda a hacer partes del vestuario, especialmente las faldas y algunas partes de los delantales que aparecen en mis obras. A veces nos ponemos a trabajar juntas. Y luego ha de sumarse también el tiempo de encontrar el espacio y la disponibilidad de la modelo. Es un proceso que a veces se vuelve bastante lento.
El vestuario de la fotografía 'The seashell collector' está inspirado en los trajes de baño del siglo XIX, más concretamente del estilo victoriano.
Desconocía que trabajases junto a tu madre algunas de las piezas de vestuario. Es algo que implica un aspecto aún más artesanal en tus obras.
Si, la verdad es que me di cuenta de que todo el vestuario de época suele resultar muy caro. Y por ello empecé a ir con mi madre a comprar telas y a hacerlo en casa. Solemos pasarnos una tarde trabajando juntas y acabamos haciendo un apaño que funciona bien en las fotografías.
¿Hace mucho que os dedicáis a hacer partes del vestuario en casa?
Al principio utilizaba muchos vestidos míos. A mi me gusta mucho la ropa vintage y antigua así que usaba esas prendas que eran más simples. Pero con el tiempo me di cuenta de que realmente necesitaba un vestuario más complejo por el tipo de fotografías que hago y de este modo surgió la idea de poder lograrlo de un modo algo más económico.
¿Y qué hay de los objetos que suelen aparecer en tus obras? ¿Son cosas que ya tienes en casa o sueles hacer una búsqueda exhaustiva para encontrarlos? Cuéntame.
Hay cosas que encuentro a un precio asequible en internet y las compro. Aunque intento no comprar demasiado porque si no se me va todo el presupuesto en ello.
Y otras que encuentro en casa o gracias a mis familiares. Por ejemplo, mi tía solía ir mucho a Inglaterra y me traía cosas muy antiguas de tiendas especializadas. Cositas pequeñas como espejos victorianos y demás, y por eso tengo objetos antiguos que me han ido dando. Algunos ni siquiera los he utilizado aún y otros me generan ideas nuevas para fotografías.
Ya para acabar, me gustaría que mencionases algunas artistas que creas que todo el mundo debería conocer.
Voy a empezar por Dara Scully porque ya la he mencionado antes. Ya conoces su obra, me encanta cómo trabaja. Y tuve la suerte de realizar unas fotografías junto a ella durante el confinamiento: me propuso un proyecto y trabajamos con mi hermana. Es una de las artistas que más me inspiran, sobre todo porque creo que tenemos universos muy cercanos.
También me gusta mucho el trabajo de Helena Aguilar. Sobre todo por el vestuario que utiliza porque me parece precioso y sus localizaciones son increíbles. Y ese color verde-azulado de sus fotografías analógicas.
Natalia Drepina tiene un trabajo muy curioso y trabaja mucho con animales, piel pálida y sangre. Laura Makabresku tiene un trabajo maravilloso, Olga Vengel y Leila Amat también son dignas de ser mencionadas.
Y para hablarte más allá de la fotografía, también recomiendo ilustradoras como Irina Hirondelle, Lilla Bölecz y A. Silvatiica. Y de collage Nicolina Vukovic.